Uno de los mejores amigos que tengo, si no el mejor directamente, lleva desempleado mucho tiempo, más desde luego del que él quisiera. Ha puesto currículos, como todo cristo, en todos los sitios posibles y no ceja en su empeño. Sin embargo, visto el patio de las perspectivas laborales, decidió mejorar su nivel de estudios matriculándose en un Ciclo Formativo en turno de noche, para poder seguir buscando empleo. Una determinación de la que él sabe que me enorgullezco.
Echándole un ojo a su currículo hace unos días, y me llamó la atención que no mencionase los estudios que actualmente está cursando. Cuando le pregunté por el motivo de dicha omisión, me contestó que ése era el tajante consejo que le había dado la orientadora del Servicio Canario de Empleo. Más o menos, en sus palabras, vino a decirle que “aquí los empresarios no quieren saber nada de nadie que esté estudiando porque piensan que vas a salir antes o a pedir días para los exámenes, así que no lo menciones en el currículo y tampoco en las entrevistas; si te preguntan, no mientas, pero si no, callátelo”.
No sé a ustedes, pero a mí me resultó deprimente. Quizás en otros sitios, las empresas valoren como un dato positivo el hecho de que una persona combine trabajo y estudios, que haga el esfuerzo de seguir formándose y mejorando, porque es alguien ‘de la Casa’ a quien, en su momento, puedas promocionar a un puesto de más responsabilidad. Pero aquí no, parece ser. Si te lo dicen en el propio SCE, es que han visto más de un caso y más de dos.
Se habla mucho de que los desempleados, especialmente aquellos que salieron del sistema educativo sin siquiera terminar la Secundaria, tienen que mejorar su nivel formativo para disponer de mayores posibilidades en el mercado laboral. Pero, ¿de qué sirve enviar ese mensaje machacón a los trabajadores si no se hace un mínimo de pedagogía entre el empresariado canario? Ese empresariado, cortoplacista y miope, se acostumbró a las ganancias rápidas que no requerían gente cualificada, y sigue estancado en esa convicción. Así no se cambia un modelo económico ni se genera riqueza. O sí se genera, pero no para todos.
Me desarma el optimismo ver que quienes están esforzándose en Canarias por mejorar su cualificación tengan que esconderlo como una vergüenza. Mientras un ejército de analfabetos funcionales, incompetentes y sinvergüenzas ocupan cargos públicos de responsabilidad, y cobran una pasta por ello, todo hay que decirlo.
Es horrible descubrir que, después de hacer un esfuerzo enorme por alcanzar una formación decente, el mercado laboral solamente busca personal con la menor formación posible, y si quieres ejercer o preparas una oposición como si fuese algo de vida o muerte… o te vas de éstas islas. Y lo peor es que opositas por un cargo donde te “exigen” FP, el nivel de las evaluaciones es de Ingeniería Superior, y te pagan como si aún no tuvieras FP.